martes, 23 de julio de 2013

De Profundis

I
Me busco, mas no me encuentro.
No me veo en el espejo
ni hallo tras de mí mi sombra.
Ando en lucha en mis adentros.
Añoro aquel ser alado,
fundiéndose con lo eterno,
volando sobre el añil,
huyendo de lo terreno.
Recuerdo mi canto alegre
y no saber qué es el miedo,
la firmeza de mi voz,
sin veto alguno ni freno.

II
Maldita flor espinada
de belleza traicionera.
Maldita curiosidad,
tan perversa y pendenciera.
Mis alas sacrificadas,
mi alma decae, se enferma.
Cuán largo trecho he andado,
odiosa la primavera.
Pobre de mi corazón,
hecho preso de mis penas,
tan apático y sin ritmo,
mirando la luna llena.

III
Renaceré nuevamente
cual Fénix de sus cenizas.
Me reinventaré, de cero,
lento, con calma, sin prisas.
Buscaré a aquel que fui,
esa persona insumisa
tan libre y fiel a sí mismo
dueño y señor de su vida.
Quiero ser como fui, libre,
no por perdón ni amnistía,
y quiero volar, en paz.
Sé que llegará ese día.