Soneto II. Para el recuerdo
Descubrimos el placer de la vida
despertando pasiones desbocadas
amándonos sin freno día a día
deborándonos con cada mirada.
Qué tristes eran esas despedidas
que durante tanto nos distanciaban.
Malditas peleas y recaídas,
las discusiones y la desconfianza.
Lo que construyó el amor ya es recuerdo
y del recuerdo ya sólo anécdotas.
Tantas miradas, abrazos y besos,
tantos poemas, videos y rosas.
Nada borrará ni el dolor ni el tiempo;
ni desvanecer, ni dañar, no más.
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